Sabes que tu infancia o tus relaciones pasadas han dejado huella, pero no sabes cómo abordarlo.
No todas las heridas dejan marcas visibles. Algunas se esconden en la forma en que reaccionamos, en cómo nos relacionamos con los demás, en el miedo a ser vistos o en la necesidad constante de estar alerta. El trauma complejo suele ser el resultado de experiencias prolongadas de desprotección, abandono emocional, abuso o violencia relacional, especialmente cuando estas vivencias ocurren en etapas tempranas de la vida.
No siempre hay un hecho “traumático” concreto. A veces es la ausencia de cuidado. El silencio. La falta de un lugar seguro. Y otras veces, ha habido tanto que cuesta incluso ponerlo en palabras.
Tal vez has pasado por otras terapias, has leído libros, te has esforzado en cambiar… y aun así, sientes que sigues sufriendo.
Déjame decirte algo: no estés roto/a. Estás viviendo una forma sabia de adaptación a experiencias que, en su momento, fueron demasiado.
Sabes que tu infancia o tus relaciones pasadas han dejado huella, pero no sabes cómo abordarlo.
Te cuesta confiar, relajarte, o sentir que mereces amor sin tener que demostrarlo todo el tiempo.
Vives con una sensación constante de amenaza, incluso cuando todo parece estar “bien”
Te desconectas fácilmente de lo que sientes, o te inunda una intensidad emocional difícil de sostener.
Cuidas mucho a los demás, pero te olvidas fácilmente de ti.
Eres muy exigente contigo, pero a la vez sientes que nada es suficiente.
Vives con ansiedad, vergüenza, inseguridad o una sensación constante de estar “fallando”.
Has probado otras terapias, pero no has logrado un cambio profundo o duradero.
Sentir culpa o vergüenza por lo que sientes
Estar constantemente alerta o desconectado/a del cuerpo
Sostener relaciones desequilibradas o desconfiar del afecto
Vivir desde la autoexigencia y el control
Sentir que hay partes de ti que estorban o que debes esconder
Trabajo desde un enfoque integrador y especializado en trauma y disociación, acompañando procesos terapéuticos con una base clínica sólida y una mirada profundamente humana.
Actualmente curso el doctorado en Psicología, centrando mi investigación en los mecanismos clínicos del trauma complejo y la disociación, lo que me permite mantener una práctica actualizada y respaldada por la evidencia científica.
Estoy acreditada como terapeuta EMDR y DBT (Terapia Dialéctica Conductual), y me he formado también en IFS (Internal Family Systems), abordaje somático y terapia centrada en la compasión. Esta combinación me permite adaptar la intervención a las necesidades específicas de cada persona, trabajando desde la raíz del trauma y favoreciendo una regulación segura del sistema nervioso.
Tal vez estés buscando un lugar donde poder sentirte segura/o. Un espacio donde puedas hablar de lo que no siempre se dice. Un lugar donde empezar a sanar.
Estoy aquí para acompañarte, con presencia, cuidado y compromiso.
Gracias por confiar.